Capitalismo, Nación y Territorio: Gramsci y el Mezzogiorno

24.01.2019
Antonio Grasmci (1891-1937)
Antonio Grasmci (1891-1937)

1. Introducción

Desde hace setenta años a esta parte, la obra escrita de Antonio Gramsci (1891-1937) ha sido objeto de un uso excesivo; incluso, abusivo. Desde la esfera de las ciencias sociales o de las prácticas políticas, sus textos -sobre todo los que integran los Quaderni, que escribió durante su largo período carcelario- fueron y siguen siendo motivo e insumo de recurrentes interpretaciones que, en muchos casos, parecen hablar mucho más de las preocupaciones intelectuales y militantes de sus exégetas que de las que fueron propiamente suyas. 

Los diversos "usos de Gramsci" dieron origen a una abundante producción que se expandió sobre muy variadas disciplinas académicas, desde la pedagogía y la filosofía política hasta la teoría sociológica y el campo de los estudios culturales. Sucede que la "originalidad" que muchos autores hallaron en la obra periodística y teórica del dirigente comunista italiano los indujo, en más de una ocasión, a pensar en ella como una zona de disidencia hacia el interior del marxismo leninismo, en relación con las posiciones más ortodoxas que sostuvieron muchos de sus contemporáneos. 

Sin menoscabar el valor de toda esta producción derivada de su obra, es importante destacar, en primer lugar, que es mucho más sencillo comprender el pensamiento de Gramsci cuando leemos al propio Gramsci. En segundo lugar, al recurrir directamente a sus textos, sin la mediación de sus intérpretes, concluimos con que Antonio Gramsci permaneció, hasta el final de sus días, como un dirigente leninista leal a su partido y a la revolución proletaria; esta imagen que podemos extraer de la lectura de su extensa obra poco y nada tiene que ver con aquella otra a la que algunos autores recurren para mostrar a un teórico heterodoxo y crítico de la estrategia política seguida por el Komintern. 

Es habitual, también, que ciertos autores insistan en otorgarle una excesiva centralidad a un conjunto de conceptos que, aun ricos en significaciones y derivas, para Gramsci eran subsidiarios en relación con el único y verdadero objetivo que persiguió durante toda su vida militante: la de llevar a cabo la revolución proletaria en Italia. Porque las reflexiones de Gramsci no son las de un académico o las de un filósofo, sino que son las reflexiones de un dirigente comprometido con el programa político y social del Partido Comunista. 

En resumen: Gramsci escribió mucho, pero mucho más se escribió sobre él, al punto que deberíamos preguntarnos si sus textos son todavía capaces de depararnos alguna novedad. ¿Tiene algo nuevo que decirnos Gramsci acerca de nuestra época? ¿Hay algo más para escribir sobre él que aún no se haya escrito? 

Habida cuenta de la notable vigencia de su pensamiento, admitimos que siempre es posible encontrar en sus textos algún que otro elemento que se vuelve particularmente útil para renovar y repensar, desde otra perspectiva, muchos de los debates políticos y académicos contemporáneos aun cuando estos debates tengan lugar en latitudes lejanas o se refieran a hechos y contextos muy diferentes a los de Italia de principios del siglo XX. 

2. La dimensión espacial del desarrollo capitalista 

En el presente artículo intentaremos analizar la estrecha relación que existe entre el proceso de formación de los estados nacionales, la expansión capitalista y la dislocación territorial; un núcleo de problemas que fue largamente abordado por Gramsci en las "Tesis de Lyon" y en "La cuestión meridional". 

En estos dos textos Gramsci se propone interpelar desde una perspectiva nacional a los principales dirigentes comunistas de su época sobre las condiciones de posibilidad de la revolución del proletariado en Italia, al mismo tiempo en que se propone discernir cómo el desarrollo capitalista posterior a la unificación política de su país se sostuvo en la alianza de clases consolidada entre los industriales del norte y los latifundistas del sur; alianza que no solo expresó un nuevo pacto de dominación sobre las clases subalternas sino que, de alguna manera, "suturó" la fragmentación territorial que la propia dinámica del capitalismo había impuesto en la península. 

En los diferentes procesos de formación del Estado moderno -esto es, de una formación estatal organizada en clave nacional y capitalista- el territorio es, sin dudas, uno de los elementos centrales. Las condiciones objetivas que hacen posible instaurar una autoridad política y un pacto de dominación estable entre las clases dominantes y subordinadas -que, en última instancia, se sostienen por medio del ejercicio monopólico de la violencia legítima- no se construyen en el "vacío" sino que tienen lugar y adquieren sentido en el marco de una dimensión espacial determinada, como lo señalaba Weber (2003: 404):

...En la actualidad, en cambio, definiremos el Estado como la comunidad humana que, en el ámbito de determinado territorio (el "territorio" es el elemento diferencial) requiere exitosamente como propio el monopolio de la violencia física legítima. Lo peculiar de la época actual es que a las demás agrupaciones o a los individuos sólo se les da el derecho a la violencia física en tanto el Estado lo consiente. El Estado se presenta como la única fuente del "derecho" a la violencia. El concepto de territorio, entonces, excede y supera a la de la mera geografía, en tanto que su significado es esencialmente político y social: es el espacio dentro del cual se ejercen las relaciones de dominación -lo que la teoría general del derecho reconoce como "jurisdicción" y sobre el cual resultan efectivos los mecanismos que posibilitan el ejercicio monopólico de la violencia legítima. Lo peculiar de la época actual es que a las demás agrupaciones o a los individuos sólo se les da el derecho a la violencia física en tanto el Estado lo consiente. El Estado se presenta como la única fuente del "derecho" a la violencia.

El concepto de territorio, entonces, excede y supera a la de la mera geografía, en tanto que su significado es esencialmente político y social: es el espacio dentro del cual se ejercen las relaciones de dominación -lo que la teoría general del derecho reconoce como "jurisdicción"- y sobre el cual resultan efectivos los mecanismos que posibilitan el ejercicio monopólico de la violencia legítima.

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