Argentina: elecciones y devaluaciones

13.09.2021

En la Argentina, la tensión que mantienen los sucesivos gobiernos con los principales actores del sector financiero y exportador en torno al tipo de cambio es uno de los conflictos crónicos y más relevantes de la gestión macroeconómica.

Frente a un escenario económico como el de nuestro país, caracterizado por la escasez de divisas y una inflación alta y persistente, la puja entre diferentes sectores productivos y particulares por acceder a la tenencia de dólares adquiere una importancia desconocida -y aun incomprensible- en otras latitudes. Aquí, en cambio, se verifican diferentes formas de presión sobre el gobierno por parte de ciertos grupos del establishment -que van desde la sugerencia hasta las impúdicas embestidas- para que las autoridades monetarias fijen tipos de cambio más altos -"sincerados" y "competitivos" como suelen argumentar- a través de fuertes devaluaciones inducidas de la moneda doméstica.

Durante los años electorales este conflicto se torna más intenso y se despliega como una espiral que se inicia, a través de una táctica de goteo permanente, en las gerencias de los principales medios de comunicación para instalarse -primero como "rumor" y más tarde como evidencia firme- en esa entelequia que llamamos "opinión pública". La intensidad de esta espiral mantiene una relación directa con el avance del calendario electoral, de modo tal que suele obligar al Banco Central a desplegar variadas maniobras para intentar llegar al último día hábil antes de las elecciones con un aceptable clima de pax cambiaria.

Este nuevo episodio de la "Operación devaluación" comenzó hace ya algunas semanas y mantuvo sus centimiles constantes en los principales periódicos del país, sumados a algunas referencias en medios extranjeros. La evidencia "categórica" por la que estos medios consideran inevitable una inminente devaluación por parte del Banco Central se basa en dos indicadores: (i) la cotización del dólar clandestino ("blue") y (ii) la brecha existente entre el tipo de cambio oficial respecto de los llamados "dólares implícitos": los comúnmente denominados Contado con Liqui -CCL- y dólar Bolsa o MEP, sigla de Mercado Electrónico de Pagos.

Antes de hablar de números concretos, vamos a dejar en claro dos axiomas que nos permitirán entender -en términos extraeconómicos, casi psicológicos- por qué esta clase de operaciones suelen tener éxito en el principal objetivo que se proponen: generar climas de incertidumbre.

El primer axioma es que los operadores de los mercados financieros -humanos o bots- carecen de memoria de mediano y largo plazo y solo operan en la inmediatez. Actúan como esos peces que giran una y otra vez alrededor de las paredes de la pecera sin darse cuenta de la infinidad de veces que han transitado por ese estrecho lugar.

El segundo axioma es que actúan con excesiva aversión al riesgo, lo cual los hace actuar con demasiada sensibilidad ante escenarios de alta volatilidad e incertidumbre.

De ambos axiomas surge un corolario, el de la profecía autocumplida o el daño autoinfligido: al carecer de la capacidad de analizar situaciones pasadas análogas en series de mediano y largo plazo y, además, al actuar con demasiada sensibilidad ante el riesgo, los operadores de mercado terminan produciendo los mismos hechos y escenarios de los que, en principio, pretenden huir.

Las operaciones mediáticas en favor de una devaluación
Las operaciones mediáticas en favor de una devaluación

Vayamos a nuestro ejemplo concreto: hace casi un año atrás, entre el 14 y el 23 de octubre de 2020, el valor del dólar blue inició una escalada que lo llevó de $167 a $195 en tanto que los dólares implícitos acompañaron, aunque en menor medida, esa suba. En ese momento, gran parte de los medios de comunicación y los voceros económicos del establishment daban como un hecho inminente que el gobierno iba hacia una inevitable devaluación. Lo concreto es que, de esa tensión, el BCRA no solo no devaluó sino que salió fortalecido al haber implementado medidas eficaces que se vieron con claridad en los días siguientes: el dólar clandestino y los implícitos se desinflaron y para el 3 de noviembre habían retornado a los valores que registraban antes de la corrida cambiaria ($165 el Blue, $145,41 el CCL y $140,18 el MEP).

Desde entonces hasta el pasado jueves 10 de septiembre, el valor del Blue aumentó 12,1% y aún se encuentra $ 10 por debajo del valor máximo de $ 195 que alcanzó el 23 de octubre.

En este nuevo capítulo de la "Operación Devaluación", los medios han vuelto a reinstalar el tema de un supuesto atraso cambiario y de la presión del valor del dólar clandestino sobre el tipo de cambio oficial. Vuelven a hablar de la "disparada del blue" cuando su valor se movió apenas 3 o 4 pesos netos en una semana. Lo concreto ("datos y no relato" como piden los incrédulos) es que, en lo que va de este año, el tipo de cambio oficial se deslizó 14,8% frente al 12,1% del valor del Blue. Como vemos, en realidad el valor que atrasa es el del dólar clandestino que, para alcanzar a operar a la par del dólar oficial, debería estar costando hoy $ 189,40. Entonces, ¿dónde está la disparada?

El gráfico muestra la evolución de los tipos de cambio en el último año. La curva verde, correspondiente al tipo de cambio oficial, ha seguido una trayectoria programada (a través del Crawling Peg) y se has situado por encima del Blue, el CCL y el MEP.
El gráfico muestra la evolución de los tipos de cambio en el último año. La curva verde, correspondiente al tipo de cambio oficial, ha seguido una trayectoria programada (a través del Crawling Peg) y se has situado por encima del Blue, el CCL y el MEP.

En cuanto a la relación entre el tipo de cambio oficial y los dólares implícitos, sí existe una leve brecha de 5% cuya corrección no debería preocupar demasiado a las autoridades del Central ni mucho menos obligarlo a tomar medidas indeseadas como las que supone una drástica devaluación. Acelerando un poco el ritmo de crawling peg (un programa monetario que lleva adelante el BCRA y que consiste en minidevaluaciones diarias para deslizar el tipo de cambio conforme al ritmo de la inflación) sería suficiente como para llevar el tipo de cambio oficial a $ 108,26 por dólar. El jueves pasado, el tipo de cambio oficial vendedor minorista cerró en $ 103,56.

El segundo aspecto esgrimido desde los medios es el del retraso cambiario. Para analizar la cuestión vamos a recurrir a las estadísticas elaboradas diariamente por el Banco Central en relación con el tipo de cambio real multilateral ITCRm. Este índice mide el precio relativo de los bienes y servicios de nuestra economía con respecto a los de un grupo de 12 países (Brasil, Canadá, Chile, EEUU, México Uruguay, China, India, Japón, Gran Bretaña, Suiza y Vietnam) y dos regiones (Eurozona y Sudamérica) con los cuales nuestros complejos exportadores realizan transacciones comerciales.

EL ITCRm se expresa en términos de índice, cuyo valor base es igual a 100 y correspondió al registro del 17 de diciembre de 2015. Cuando el índice aumenta, esto significa que nuestra moneda se ha depreciado respecto de las divisas de los restantes países y que, por lo tanto, los precios de nuestros bienes en moneda extranjera se han tornado más baratos y, por lo tanto, más competitivos para exportar. En cambio, si el ITCRm disminuye, significa que nuestros bienes son ahora más caros en el mercado internacional y que, pro lo tanto, han perdido competitividad.

Lo concreto es que, ante una realidad en donde todos los países del mundo han hecho uso de diferentes instrumentos monetarios (la expansión de la emisión, pero también las devaluaciones) para hacer frente a la pandemia, la economía argentina no presenta atrasos importantes (apenas 1,7%) en los tipos de cambio real vigentes al 20 de marzo de 2020 -fecha en que se inició la cuarentena- y el pasado jueves. En todo caso, sí podría preocupar a nuestros exportadores la relación bilateral con Brasil y EUU, dos de nuestros tres principales socios comerciales, en la que la caída de la competitividad argentina ha sido de -7 y -5% respectivamente. Con China, en cambio, se ha mantenido estable; incluso se ha registrado un leve aumento de competitividad a favor de la economía argentina de +1%. La pregunta es, en este caso, ¿dónde está el atraso cambiario que argumentan los exportadores?

En resumen: la presión por devaluar va a continuar de aquí a noviembre -cuando concluya el cronograma electoral- y es muy posible que se intensifique. Como vimos, el dólar blue está retrasado y tal vez hoy podría valer $ 190 sin que nadie se sienta asustado ni indignado.

En cuando al tipo de cambio oficial, hoy podría estar en $ 108 por dólar. En lo que va del año, el ritmo diario de crawling peg fue, en promedio, de 0,08%. Bastaría con llevarlo a 0,11% diario promedio para equipararlo rápidamente a la variación registrada en los valores del CCL y el MEP.

¿Esta el BCRA en condiciones de llevar a cabo estos objetivos? A la luz de lo ocurrido, cuenta con las condiciones necesarias para lograrlo. En todo caso la pregunta debería ser otra (¿devaluará el gobierno?) y esta es la única respuesta que importará a final del día: podría suceder o no suceder, si el gobierno cediera ante la presión devaluatoria las causas de esta decisión habría que buscarlas en su fragilidad política y no en la "supuesta" fragilidad cambiaria que intentan instalar los medios.